Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor. Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo. A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Salmo Sal 97 R/. El Señor da a conocer su salvación Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/. El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32)
Han sido elegidos amorosamente Hoy, la primera lectura es el inicio de la carta a la comunidad de cristianos de Roma. Pablo es su autor, y ¿cómo comienza esta carta? Lo hace presentándose a sí mismo, se da a conocer personalmente. Me parece interesante cómo lo hace. No comienza por sus datos biográficos, ni por sus estudios, ni los idiomas que habla más bien se centra en la experiencia interior que le cambió la vida. Sí, esa experiencia le hizo dar un giro en sus palabras y en sus acciones, en sus relaciones y en sus prioridades, le dio una nueva identidad y una misión. Se presenta como siervo de Cristo Jesús, una vinculación al servicio de Otro, persona libre que se coloca al servicio. Y como elegido … y destinado a proclamar el evangelio, es elegido por Otro, es una llamada recibida que se une a la llamada interior, no es algo ajeno a su ser más propio, a su vocación, esta llamada le da identidad de hijo de Dios. Destinado a anunciar la Buena Noticia que Dios había prometido: proclamar a Jesucristo. Es Él quien le eligió a ser apóstol. Pablo se dirige a los romanos haciendo hincapié en la elección y misión, siendo el origen Jesús y aceptada por ellos. Se dirige a ellos desde lo experimentado me hago presente entre ustedes, romanos, desde esta llamada experimentada, este es mi pasaporte con el que quiero entrar en sus vidas y en su cultura. El ser cristiano pasa por esa experiencia interior, de ser elegidos amorosamente por Dios para una misión, esta es la raíz de nuestro ser cristiano y la que alimenta todo nuestro ser y la misión. No está en Roma por su propia iniciativa, es consciente que esta misión le es dada, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre… ¿Soy consciente de haber vivido esa llamada amorosamente de Dios? ¿en qué medida esta llamada alimenta la misión recibida? Hay alguien que es más importante que Salomón A este texto le precede una perícopa donde se relata que Jesús expulsa un demonio el cuál había dejado mudo a un hombre, es decir, Jesús, es, ofrece un signo de vida a una persona oprimida, excluida. Sin embargo, algunos dudan, otros piden un signo diferente y algunos se sorprenden, para todos ellos es difícil abrirse a la acción, presencia, de Jesús, les supone un cambio, una apertura. Es en este contexto donde el texto de hoy se desarrolla. Jesús está rodeado de una multitud, parece que están buscando “algo”, ¿un mensaje de vida o alguna respuesta o esperando alguna oferta? Jesús se dirige a ellos como una generación malvada,generación que no acepta su presencia, su palabra y gestos no son acogidos. Ante la obstinación y el rechazo de esta generación Jesús reacciona con firmeza afirmando que las palabras de Jonás, las cuáles invitaban a la conversión, fueron acogidas como signo de la presencia de Dios, de su compasión y su amor por el pueblo, así Él está llamado a ser, presencia de Dios. Jesús está presente en nuestro mundo “yo estoy con ustedes todos los días” (Mt 28, 20). No obstante, su presencia para engendrar vida necesita ser recibida, acogida. Jesús nos deja libres para abrirnos o cerrarnos ante Él, acoger la vida o rechazarla. Hoy lunes 11, ¿qué signos de la presencia de Dios descubro a mí alrededor? ¿Cómo lo acojo? ¿A qué me invita?
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Versión en Latín:
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente: