Muchas son las versiones que se dan de los últimos días de Jacques de Molay en cuanto a preparar una posible sucesión. Una habla de la transmisión de conocimiento a través del caballero Francisco de Beaujeu, sucediéndole el caballero d’Aumond el cual continuó su obra en Escocia. Otra versión más arraigada es la que aboga por la sucesión a través de Juan Marco L’Armenius.
Carta de Larmenius
En 1810 el abate Gregoire, menciona en un estudio que De Molay, no podía seguir viviendo con la conciencia de haber deshonrado a la Orden con sus declaraciones y que no deseaba vivir preso toda su vida, sino morir habiendo rectificado. No podía hacerlo sin transmitir a un sucesor el maestrazgo, escogiendo a Larmenius, primado de la Orden y comendador de Jerusalén. Luego, rectifica públicamente y muere.
"No hay datos fiables de quien pudiera ser Larmenius."
No hay datos fiables de quien pudiera ser Larmenius. Algunos han considerado que se trataba de un nombre iniciático: L’Armenius sería “el Armenio” y también alguien de familia noble y por tanto revestido de armiño.
Muchos historiadores rechazan la autenticidad de la carta, basando sus objeciones en la traducción del latín original ya que este documento es una transcripción que se basa en una clave geométrica de la cruz paté. Es a partir de Larmenius que se urde la trama de la transmisión regular del maestrazgo templario.
Se encuentran entre los sucesores de Larmenius a nombre conocidos como Teobaldo de Alejandría y a Betrtrand Du Gesclin que fue defensor de Enrique de Trastámara contra su hermano el rey de Castilla. En la biografía de Du Guesclin, que está muy bien documentada, no aparece ninguna referencia que haga intuir tal filiación. Pero ello sería solo una prueba más de la discreción con que actuaban.
La carta aparece cuando la exhibe Fabre Palaprat, reclamando su sucesión, pero anteriormente había sido invocada por Felipe de Orleáns para justificar su autoridad al convocar un Convento General en Versalles.