- Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén - CMI
ATO, 7 de Octubre de 2019
ATO, 30 de septiembre de 2019
2 octubre, 2019ATO, 14 de Octubre de 2019
14 octubre, 2019
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 7 de Octubre al domingo 13 de Octubre de 2019
Anno Templi 901
Día 7 Nuestra Sra. Del Rosario. Dia 12 Nuestra Sra. del Pilar. Día de la HispanidadEsta semana celebramos la festividad de la Virgen del Pilar, día de la Hispanidad y fiesta de gran arraigo cristiano. Bajo la advocación del Pilar, Nuestra Señora es venerada en muchos pueblos de España. Por lo tanto para todos los templarios, dada la fe inquebrantable en Cristo y en la Virgen María, Nuestra Señora, es fiesta grande.
Esta semana el Evangelio nos habla de la gratitud, del ser agradecido.
Dios nos ha regalado todo lo que tenemos. Lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo, así como los dones que nos ha dado para poder lograrlo es gracias a Él. Vivimos en un mundo acelerado, embebidos en nuestros problemas, actividades y preocupaciones, pensando en el pasado y en el futuro, sin disfrutar del presente, sin darnos cuenta de la cantidad de cosas que Dios nos ha dado y por las que debemos estar agradecidos. Debemos detenernos a observar y reflexionar para darnos cuenta de todo cuanto somos, cuanto poseemos, y ser agradecidos con nuestro Padre. Es triste que sólo tomemos consciencia de ello y pidamos a Dios cuando los perdemos. ¿Quién nos ha dado tanto sin habérselo pedido y sin pedir nada a cambio? Hoy estamos aquí, tenemos lo que tenemos y somos conocedores de Cristo gracias a nuestros antepasados, que lucharon y dieron su vida por ello, entre ellos nuestros Hermanos Templarios, y en vez de ser agradecidos llegamos a ser críticos compulsivos de todo lo que nos rodea, de nuestra historia. Nuestros hermanos templarios decían “Cristo Jesús, tú has dado la vida por mí y ahora yo la doy por Ti”
Hoy celebramos el día de la Hispanidad. Está de moda criticar, denostar, adulterar e intentar destruir y tergiversar nuestro pasado, pero somos hijos de él, con sus luces y sus sombras, y debemos estar agradecidos a nuestros hermanos y a Dios. Como el leproso que se vuelve a dar gracias a Jesús, reflexionemos, valoremos todo cuanto somos y tenemos, y seamos generosos y agradecidos a Dios. Que no seamos como los fariseos, que no dan gracias a Dios porque se creen merecedores de los dones y del amor de Dios. No ser agradecido con Dios cada día, es despreciar su obra, su sacrificio y su amor hacia nosotros.
TEXTOS DE LA SEMANA
Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario
Lucas 17, 5-10
De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros». Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes». Mientras caminaban, iban quedando sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».
LECTURA
¿Qué dice el texto?
Jesús se encuentra diez leprosos, los cura ante su solicitud de compasión, pero solo uno de ellos, un samaritano, vuelve a darle gracias.
Los leprosos piden que les cure. Aparentemente Jesús no hace nada. Simplemente les dice que se presenten a los sacerdotes. Sin embargo Jesús les ha curado desde dentro.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
Jesús cura a dos tipos de leprosos, un samaritano y nueve judíos. La curación es para todos igual, pero la diferencia estriba en la reacción de cada cual. Los judíos se creían merecedores de la curación y por lo tanto no dan gracias, mientras que el samaritano creía no ser merecedor de lo recibido y por lo tanto da las gracias.
El samaritano debe de ser nuestra referencia. Representa al creyente que sabe decir gracias. Dios obra en nosotros de muchas maneras, dándonos todo lo que necesitamos, aunque no sepamos verlo o nos creamos con derecho a recibirlo. Basta con pararse en plena naturaleza y observar. Incluso cuando el dolor, la pena y el desánimo nos acechan por alguna situación, debemos de ser capaces de encontrar a Dios, su obra en nosotros, valorar lo bueno presente o el pasado vivido y alegrarnos de todo lo que nos ha dado y hemos conseguido gracias a Él. ¿Somos personas agradecidas con los demás? ¿Somos personas agradecidas con Dios nuestro Padre? ¿Se lo decimos en nuestras oraciones diarias? ¿Qué actos de gratitud hacemos hacia Dios y hacia los demás?
ORACIÓN
¿Qué me hace decirle a Dios este texto?
Padre te pedimos muchas cosas todos los días porque somos egoístas, pero se nos olvida darte las gracias. Es como si nos creyésemos en el derecho de recibir todo lo que nos das y no lo valoramos, salvo cuando lo perdemos y entonces volvemos a pedir. No te lo agradecemos. No somos agradecidos ni contigo ni con los demás. Nos comportamos como los judíos leprosos en vez de ser como el samaritano.
Padre, te pedimos que nos ayudes a ser como el samaritano, personas agradecidas tanto contigo como con los hermanos. Que cada día en nuestras oraciones y en todo nuestro pensamiento te demos gracias por conocerte, por estar con nosotros, por darnos tu gracia y perdón, por los dones que cada uno poseemos, por tener junto a nosotros personas que nos quieren y a las que queremos, por el sustento diario que no nos falta, por nuestra salud, o en su defecto, por la que hemos tenido en otro tiempo y de la que hemos disfrutado, y por otras tantas cosas. Que sepamos decir todos los días y a todas horas “Gracias Padre”.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
ACCIÓN
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).
