ATO, 02 de Diciembre de 2019
2 diciembre, 2019ATO, 16 de Diciembre de 2019
16 diciembre, 2019
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 9 al domingo 15 de Diciembre de 2019
Anno Templi 901
Día 12 Ntra. Sra. De Guadalupe. Día 13 Santa Lucía. Día 14 San Juan de la Cruz.
Estos días se celebra la cumbre mundial sobre el clima. Cada uno de nosotros, dentro de nuestro afán de poseer, de consumir, de llenar espacios de insatisfacción personal, de aparentar, de saciar nuestro ego y nuestra envidia, estamos destruyendo nuestra madre tierra. Seamos conscientes del regalo que Dios nos ha dado para contemplarlo, disfrutarlo, compartirlo, utilizarlo de manera responsable y mejorarlo. No nos apropiemos de él porque no es nuestro. Tengamos la ambición y el firme propósito de dejar a nuestros hijos un mundo mejor del que hemos recibido. Es una de las mejores acciones altruistas, generosas y solidarias que podemos hacer por los demás, tanto de esta generación como venideras. Para ello basta con ser consecuentes con nuestras creencias, con el estilo de vida que Jesús nos enseñó y que nuestra Orden adoptó desde sus orígenes (Pobres Caballeros de Cristo). Disfrutemos del campo y la naturaleza, respetándola y procurando dejarla mejor de lo que la encontramos. Hagamos un uso responsable de los recursos de la tierra evitando un consumismo superfluo y excesivo. Trabajemos activamente por la sostenibilidad del planeta, compartamos bienes, y reciclemos. Tomemos conciencia en cada uno de nuestros actos cotidianos del impacto medioambiental que puede generar. Dios puso a nuestra disposición este planeta, y al igual que en el evangelio de los talentos, nos pedirá cuentas a cada uno de nosotros, personalmente, de cómo lo hemos utilizado, qué hemos hecho con él y qué le devolvemos. Como Caballeros Templarios debemos defender y proteger los bienes que Dios ha puesto a nuestra disposición para nuestro desarrollo y disfrute.
TEXTOS DE LA SEMANA
III DOMINGO DE ADVIENTO
Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!" Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."
LECTURA
¿Qué dice el texto?
El pueblo está confuso porque espera al Mesías que no llega y busca continuamente su aparición. No lo encuentra porque su concepto de mesías es otro. Buscan un rey todopoderoso, vengativo con el enemigo opresor, que agradezca la actitud y comportamiento de aquellos que se consideran en derecho de la salvación.
Juan sufre el castigo de proclamar el mensaje de conversión y la venida del Mesías. Más tarde a Jesús le pasará lo mismo.
Jesús nos trae un nuevo mensaje de perdón, no de condena. El Mesías sana y libera, no excluye sino que acoge. Proclama la misericordia como punto de partida del Reino de Dios. No es un rey de palacios y riquezas. Eso genera dudas en el pueblo y rechazo entre los que esperaban recompensas.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
Jesús actúa con palabras y con obras concretas, y aun así genera dudas. El mensaje, actitud de vida, valores etc… de Jesús es disruptivo con su tiempo. Aceptar su mensaje es abrirse al nacimiento del hombre nuevo, del mundo nuevo. Es la clave y esencia de nuestra creencia.
Como cristianos en primer lugar debemos preguntarnos quién es Jesús para nosotros. A continuación analicemos cómo lo identificamos en nuestro día a día, o si al menos hacemos el esfuerzo de identificarlo. Por último preguntémonos cómo nos identificamos con él, con la persona de Jesús, con su mensaje, con su evangelio. No confundamos nuestra identificación personal con Jesús, con nuestra identificación con la iglesia, su jerarquía, sus dictados, su poder. Recordemos que el Temple se entregó al papado y sufrió su persecución, o al menos su falta de apoyo y abandono. Se sintió traicionado y sin embargo los Caballeros Templarios siguieron siendo fieles a la persona de Jesús y su mensaje.
ORACIÓN
¿Qué me hace decirle a Dios este texto?
Padre Tú eres nuestra única referencia, nuestra razón de ser, de actuar y de existir. Es a Ti a quien anhelamos. Nuestra vida adquiere sentido cuando nos entregamos a Ti, a tu mensaje, a tu obra, a la creación de tu reino.
Padre, te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas, que te identifiquemos y nos identifiquemos contigo. Que seas el centro de nuestra existencia, de nuestro día a día. Que tu presencia en nosotros nos haga fuertes y consecuentes como lo fue Juan Bautista, referente y patrón de nuestra Orden. Envíanos tu luz y tu verdad, para que como Caballeros Templarios hagamos honor a Ti y a nuestro patrón. Te pedimos que nos conciencies de la situación de nuestra madre tierra y seamos parte activa del cambio.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
ACCIÓN
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).